El verano va dejando en la mirada susurros, vivencias, sensaciones, olor a sal, a mar, que quedan tatuados en la retina. Apenas sin darme cuenta van pasando los días pronto la vida nos llevará a diferentes lugares.
Desde el balcón se divisa el mar tranquilo, me dispongo a escribir las últimas sensaciones, latidos de vida que emocionadas palpitan. En estos días de sosiego se valoran y aprecian tantos momentos que pienso que la vida solo merece la pena si aceptamos nuestro destino, no carente de sueños para ser feliz…
El amor es parte importante del ser humano, es el motor de la vida, es como el viento que llega y te acaricia, tormenta desatada, silencios, reflejos de lo que somos de luces y sombras que van llenando nuestro diario caminar.
Somos emociones, silencios que dicen tanto cuando bajo las estrellas se siente la caricia de un beso, cierro los ojos… El alma navega sintiendo la magia del momento...
Un dulce aroma va resbalando
mientras el crepúsculo
se va escondiendo
para despertar en el amanecer
al alma entre suspiros,
trae matices a la mañana
con fuerza renovada,
entre brotes ardientes
que cubren la mirada
poblando el día de colores.
Agosto 2018