La vida, ese
laberinto maravilloso lleno de caminos que no sabemos cual escoger…elegimos uno
al azar y nos preguntamos ¿será el adecuado? o nos habremos equivocado al
escogerlo.
En este caminar
cometemos errores, olvidamos a personas inolvidables, hacemos un sinfín de
amigos, amamos, somos amados…
Pero siempre hay
alguien que espera agazapado en las sombras y nos llena de zozobra, presionando
los sentidos que en el silencio brotan, envuelto en reclamos de muerte, la luna
lo envuelve, y las estrellas lloran.
Al despertad la
aurora, brota de nuevo la vida, trae nuevos sonidos junto al graznar de
gaviotas, una mar serena azul se moldea en el aire…y una poesía brota,
engalanando la vida para enredarse entre la espuma y la arena como un pez
sumergido, esperando su regreso y el aletear de un te quiero flotando entre las
olas… esa voz que me llama es mi otra alma…que siempre anda conmigo.
Extiendo mis ojos a
la nada y me envuelven los recuerdos…sólo para volver a ser agua cuando las
palabras callan… pero el agua es un bramido lleno de esperanza que nunca había
escuchado, y ahora me habla.
El tiempo es la
vida, donde todo y nada se vuelve pequeño al paso del tiempo...y un día será un
recuerdo.
Hoy mi corazón
late al ritmo
de la noche
entre lúgubres tormentas,
horas que se acercan
a la razón y los sueños
pero hay un sol
que desvanece la oscuridad
del invierno
aleja la niebla, para ser fuego
que me acoja entre sus brazos
como enredadera que se adhiere
y sonríe.
Encendido de dicha
la brisa lenta nos roce
y se enrede palpitando
íntima,
para posarse sobre aguas
que estremecen
las laderas encendidas
de la dicha
alejando las lúgubres tormentas
de muerte…de brisa negra.
Sneyder C. 22/02/2012
Pintura: Zhu-Yiyong