El otoño se dejaba sentir, el día amaneció desapacible con lluvia, la neblina difuminaba el camino mientras un viento rasgado desnudaba los árboles dejando sus escuálidas ramas sin su ropaje de hojas.
Manuel salió como cada mañana caminaba encorvado con su largo abrigo mirando al suelo, sus manos temblorosas y secas se dormían lejos de su mente, sus ojos cansados miraban con la tristeza de un hombre lejano. Sujetaba con firmeza el bastón, a veces, solo a veces, resbalaba por su mejilla una lágrima mientras se dirigía a tomar la primera copa de la mañana esa copa llamaba a otra y así una tras otra hasta perder la cuenta,
Eso no le impedía ser amable y educado, saludaba con la mirada perdida en la desierta vida de quejido y lamento en la que vivía, mendigo necesitado de amor y cariño solo el sabía la dura pena que soportaba, el consuelo lo encontraba cuándo se refugiaba en el alcohol hasta que la embriaguez se apoderaba el.
Manuel lleva su pasado a cuestas, hay momentos de duras sensaciones que lo han marcado, el miedo que ha sentido en su larga vida por querer esconder su adicción y encontrar trabajo para mantener a su familia; siente que la oscuridad lo envuelve, que las estrellas le miran temblando desde lo alto emitiendo destellos como queriendo hacerle reaccionar. Sus noches son sombrías y el fantasma del miedo y la soledad le hacen seguir bebiendo para poder a olvidar.
Todo comenzó una fría mañana cuando sintió que tocaba fondo,que su vida no podía seguir así todo tiene un principio, el quería rehabilitarse había sacado fuerzas para intentarlo pero no veía el final del largo y oscuro túnel que lo tenía inmerso en el alcohol… su mente difumina las sombras y recuerdos del pasado agolpándose en su mente, tiene perdida la mirada y el corazón desgajado. Los días felices junto a su mujer y sus hijos le atormentan y se refugia en el alcohol para olvidar aquel fatídico día …
Un giro brusco del coche que conducía bajo los efectos de la bebida le hizo perder el control que provocó el accidente, desde ese momento fatídico su vida cambió, ahora solo sin sus seres queridos, sin amigos, le era imposible dejar de beber, cierra los puños con rabia y grita al destino mudo y cruel su desesperación...
Porqué ellos?¡Era yo el que tenia que haber muerto!
Soledad
Cruel caminar por la vida
triste condena su soledad
vagabundo que deambula
por la sombría ciudad
en la noche de helados silencios
sin familia ni amigos…
La mirada ausente
no hay sueños que le vengan a visitar.
Lágrimas brotan del alma
evaporando emociones
ellas recorren el camino
del corazón, se deslizan
por sus mejillas
para caer en el precipicio
del olvido.
Caty S. 2016 Noviembre
Las cicatrices se cierran, pero algunas son tan profundas que no pueden olvidarse. Confia y nunca pierdas la esperaza.
Sneyder C.
Pintura: James Ensor
Sneyder C.
Pintura: James Ensor